La utilización de medios
tecnológicos en el ámbito educativo no es algo nuevo, menos aún dentro de la
esfera concreta de la enseñanza de lenguas. Dentro de lo que podríamos
denominar ‘educación tradicional’, fue relativamente frecuente utilizar vídeos,
audiciones y diapositivas. Es difícil que alguien que haya estudiado alguna
lengua extranjera en los últimos treinta años pueda imaginarse este aprendizaje
prescindiendo de casetes, cedés o vídeos.
El uso de las nuevas
tecnologías y de la Web 2.0 se ha propagado con una fuerza y rapidez sorprendentes
en los últimos años. Están por todas partes en nuestra vida cotidiana y ahora
parece difícil imaginar realizar multitud de tareas sin ellas. Si bien la
adopción de las TIC en el ámbito educativo ha sido (y está siendo)
indudablemente lento en comparación con otros ámbitos laborales o vitales, no
es menos cierto que parece existir un consenso sobre la utilidad y la necesidad
de las mismas en la enseñanza.
Cualquier lengua es
un instrumento de comunicación, por lo que parece obvio que en su enseñanza se
busquen crear situaciones en las que sea necesario establecer algún tipo de
comunicación, algo en lo que coinciden prácticamente todos los enfoques y
metodologías modernos. Las tecnologías 2.0 tienen un potencial interactivo
indudable: las redes sociales son un buen ejemplo de ello.
Las posibilidades que
ofrecen las nuevas tecnologías en la enseñanza parecen infinitas y no se
limitan al aula, sino que van mucho más allá. Pongamos un ejemplo: la expresión
oral suele ser la destreza que más dificultades plantea a los aprendientes. Una
de las razones es que tradicionalmente era difícil practicarla fuera del aula:
la comprensión lectora (e incluso la oral) y la expresión escrita podían
trabajarse en casa, así como estudiar gramática y vocabulario. En cambio, más
allá de practicar la pronunciación, poco podía hacerse con respecto a cómo
actuar en situaciones de conversación o incluso de monólogo. Las nuevas
tecnologías permiten ahora establecer conversaciones con vídeo y audio con
personas de cualquier parte del mundo y las redes y comunidades virtuales ponen
en contacto a una gran cantidad de estudiantes con un mismo problema.
Más allá de las
novedades que puedan aportar las nuevas tecnologías y la web 2.0 con respecto
al aprendizaje de idiomas, quizás lo fundamental es la cantidad y facilidad de
medios e información a los que permite acceder. Acceso a radios de cualquier
país, vídeos de cualquier temática, consulta de diccionarios y traductores,
bibliotecas online… La búsqueda y acceso a recursos que antes podían llevar
horas o días son ahora casi inmediatos.
La mayor parte de los
que aprenden lenguas extranjeras son jóvenes, grupo sociológico que no solo
hace un mayor uso de las nuevas tecnologías, sino que parece tener una total
dependencia de ellas. En este sentido, la realización de tareas que requieran o
incluyan estos recursos puede resultarles algo mucho más motivador.
¡Hola! Estoy totalmente de acuerdo contigo y con respecto al aprovechamiento de las nuevas tecnologías y de la Web 2.0 para el aprendizaje de lenguas, yo me veo un ejemplo perfecto de ello. Para no ser nativa del español y no vivir en un país de habla hispana, me conecto con mucha frecuencia y con mucha facilidad a los apps de www.rtve.es, escucho podcasts , leo y escucho noticias, interactuo por las redes sociales y mucho más. Éste es el poder y alcance de las nuevas tecnologías:-)
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